Barbas...

Sus manos grandes y fuertes cual campesino rudo...

Su cuerpo alto y delgado como el caballero de la triste figura...

En sus cabellos blancos, el pasar del tiempo...

En su mirada, la ternura y la pasión...

En sus labios, la dulzura del amor...

En su corazón cansado, la vitalidad de la juventud...

Tras los cristales...

Una tarde triste y gris
iluminada por relámpagos y
ensordecedores truenos...

Cae la lluvia...

Tarde llena de melancolía,
las gotas de agua recorren los cristales
como si acompañaran la tristeza de mi alma.

De repente... un rayo!
que iluminando el cielo
parece dibujar una silueta amada...

Y me hace vibrar...

El cielo es tan negro,
que se ha hecho de noche...
cómplice de mi soledad
los truenos son la voz de mi desesperanza...

Hasta la naturaleza está tan triste,
que se ha puesto de mi lado.

Ella si que entiende...
Ella si que habla de mi amado!