Entre la niebla,
las caricias de adolescentes
surgen sin malicia...
El asiento de un coche...
Cómplice de sus deseos incontenibles
que se hacen mella en un suspiro.
Y la niebla espesa,
impide ver la belleza que los rodea...
Pero los envuelve,
los abraza y los esconde...
El humano se volvió ángel
y el hada se transformó en humana...
Sus suspiros anhelantes
quedaron entre la niebla...
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